Azul inmenso

Azul de colores, así han sido tus besos, reflejando el color de tus ojos, cálidos, grandes y nerviosos.

Pero como me gustaban y me acogían.

Incrédula de mi, pensar que reflejaban algo más que el pequeño lago, imaginando que estaban dibujando el mar, tan grande como el que me quise imaginar, como ese de verde agua y bravo oleaje que yo te ofrecí, y en el que hasta te invité a aprender a nadar.

Pero tu eres bicho de tierra, a veces de tierra demasiado seca. Huyes del agua, y más cuando esta en movimiento. Te has acostumbrado al oscuro agujero en que escondes la cabeza, y se te ha olvidado que las águilas no se comportan así.

Se te ha olvidado que tienes alas, que puedes volar, sentir el viento, el cuerpo, disfrutar de los colores de la vida.

Sentí calma, cariño, calidez, caricias, y ahora en un remolino se van por el desague, se colaron por la ilusión, quitaste el tapón de los sueños, pero sobre todo lo quitaste de los tuyos, vaciaste las emociones, las que hacen nadar a las sonrisas, les has dejado sin agua donde disfrutar.

Espero verte nadar, chapotear y sonreir mientras te mojas, por dentro y por fuera, en cuales quiera que sean los brazos en los que te fundas, aunque se que dolerá que no sean los míos.

Esta despedida es diferente, te quedas atrás y yo sigo avanzando, esa es mi sensación, aunque se disfrace con tristeza y pesar, pero se que esto es crecer, respetarse y cuidar el corazón.

Ese corazón en que tienes un huequito, aunque me cueste reconocerlo. Pero se también que puedes perder si tratas de meterme en los remolinos de tu lago de tierra a través de los besos como barcas de hierro.

Ya sabes, soy animal de mar abierto, sirena sin cangrejo sebastián, pero feliz en el fondo del mar.