Sentirte a mi lado,
haciendo el esfuerzo,
de tratar de entender mis lágrimas.
Las palmas de tus manos se hunden en mi espalda,
como queriendo agarrar la pena para que salga.
Tu nariz junto a la mía,
respirando el mismo aire,
sacando de el los miedos y poniéndole caricias.
La necesidad de resolver los sollozos,
porque te cuesta el sufrimiento,
pero lo acompañas con cariño y disuelves con suaves besos.
Encontraste la clave, estar.
Dejarme espacio para ser quien resuelve,
no decirme que he de hacer,
confiar en mi capacidad de crear ideas que arreglen la pena.
Abrazarme.
Me sorprenden mis palabras, hablando de amor.
Con un desconocido que caminaba cerca,
pero a la vez tan lejos.
Ahora puedo tocar la ternura de tus ojos,
puedo escuchar más allá de tus palabras.
Si es un sueño, no me despiertes,
quiero disfrutar de este estado de conciencia.
En que estoy y tu estas,
y parece que por fin,
hemos coincidido en el abrazo y en el tiempo.
