Se transforman en rayos de sonrisas y abrazos.
Pero tu no los ves brillar.
Tu mirada no se orienta hacia ti, sino hacia otra personas que a tu alrededor brillan más.
O que simplemente brillan diferente, y deslumbran tus ojos, hasta el punto de cegar tu propia belleza.
Abre bien los ojos, no pierdas detalle, ya has perdido muchos en estos años de camino, muchos años de creerte pequeñito.
No lo eres, eres enorme, enorme corazón, acompañado de filamentos de sensibilidad repartidos por toda tu piel.
Hay pocas personas en el mundo como tu.
Pero es solo decisión tuya trabajar con la piel, con el corazón, con la pasión por tu camino, el que a ti te encontró cuando quizá no le buscabas.
Hay que ser valiente para seguirlo, hay cosas en el que se escapan a la razón.
Pero tu no la necesitas porque puedes apoyarte de la intuición.
Déjate brillar, déjate deslumbrarte al mirarte en el espejo de la vida, déjate ser feliz.
Compromiso con uno mismo, con la propia luz, con la sensibilidad.
Compromiso con darles alimento, de sueños y realidad.
No tengas miedo a comprometerte con tu camino, estas en el porque es el lugar donde has de estar.
Te veo en el y te veo feliz.
Veo que te sales y dejas de ser tu (vuelves al convencional, el que no eres).
Veo tantas cosas...te las cuento en abrazos, aunque a veces no las quieras comprender.
Sigo mirando, viendo y sintiendo.
Esperando que tu lo veas también.
