Suben las llamas,
la temperatura se adueña de las manos,
un torrente de luz se hace dueño del cuerpo.
Fuego.
Quema las adecuadas decisiones
los papeles prefijados.
Arrasó con la razón,
calentó el latido de las profundidades del pecho.
No existe la palabra reflexión,
ha quedado ridiculizada entre risas y abrazos.
La locura se volvió naranja,
como una jugosa fruta la mordimos,
hasta sacar todo su sabor.
Jugo de locura,
de la que solo sabemos hacer tu y yo.
Locos inconscientes,
burbuja de (mi) corazón.
Jarro de agua fría para apagar la luz,
realidad para desayunar.
Abro los ojos,
nieve sobre la hierba,
Enfriando las células aun inquietas.
Aire frío, sabe a razón.
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